sábado, 17 de diciembre de 2011

INVISIBLES

En muchas ocasiones nos topamos con situaciones un tanto dificiles. Situaciones a las que no estamos acostumbrados en Europa.


calcuta calle
Si vivir es un lujo y okupar es un derecho aquí lo es más, mucho más. La gente ocupa la calle para vivir.

Todas las mañanas venimos al mismo sitio a desayunar. En este lugar trabajan un par de niños de unos 10 años que no van a la escuela. Su vida se reduce al trabajo. Seguramente se levantan a eso de las 6 o 6 y media de la mañana para estar en el trabajo a una hora temprana y dar de desayunar a todos los viajeros que nos acercamos por aquí. Ahora mismo está enfrente mio, es de piel muy morena y tiene una inmensa sonrisa en la cara. Lleva una camiseta que repite cada día. Creemos que en su día fue blanca y a pesar de ser este un lugar muy limpio él está cubierto de suciedad. Su camiseta es de una tonalidad gris con manchas enormes . Eso parece no importarle. Tampoco el hecho de pasar el día entero aquí metido. Da igual la hora a la que vengamos, siempre está aquí. Para ellos es un lujo tener un trabajo como este, aunque tengan que dejar de ver a la familia, perder la intimidad, vivir en el suelo de un restaurante o cobrar al mes lo que nosotros nos dejamos en un desayuno.

Aquí hay super heroes, mejores que los de las películas, aquí son heroes por pasar un día más vivos y mantener encima la sonrisa. Durmiendo entre basuras y comiendo lo que encuentran por la calle, compitiendo con las ratas. Se ven personas en situaciones más que lamentables.

Hoy nos cruzamos con un chico que caminaba sentado en el suelo y arrastraba sus gluteos mientras hacía un esfuerzo sobrehumano con sus manos. Una hora y media después lo volvimos a ver, con la misma cara de sufrimiento, con el mismo hinchazón en las manos y los mismos cayos en las zonas que ponía en contacto con el suelo. La única diferencia era que estaba en otra calle, una más allá, solo una más allá. Ese es su viacrucis diario.

El otro día en la estación de Varansi vimos a otro hombre en las mismas condiciones. Arrastraba sus gluteos por el suelo en busca de ese tabaco que escupen sin cesar en todos lados, se había hecho sus necesidades encima y dejaba un olor a su paso importante. En su cabeza tenía un bulto de tamaño considerable. Cuando llegó al puesto donde suponía que vendían su marca el vendedor le hizo un gesto con la mano con el que le indicaba que esa marca la tenían en el otro lado de la calle. Este giró su cabeza para ver donde se encontraba el otro puesto y se fue girando porco a poco hasta ponerse en esa dirección. A los 15 minutos volvía donde me encontraba y compraba otra marca. Por lo visto en el otro puesto tampoco tenían lo que deseaba. Una vez comprado el tabaco se sentó a pocos metros. Su cara reflejaba un dolor terrible. Permaneció sentado a pocos metros, nadie le miraba. Era invisible y el poder sobre natural que poseía era el de querer seguir viviendo. Debía de tener unos 65 años.

Por las calles se ven multitud de edificios en construcción. Otros reparan sus fachadas y montan andamios de bambú de aspecto poco fiable y que no se mueven ni un centímetro. Las líneas horizontales se mantienen paralelas al suelo pero las verticales se van inclinando hasta formar unas parábolas la mar de curiosas. Sobre estos andamios trabaja la gente. Andan de lado a lado sin ningún tipo de medida de seguridad y son invisibles al resto de las personas que pasan por debajo.


Los tuc tuc de motor humano
También están los conductores de Tuc tuc sin motor. Esta práctica se redujo hace unos años cuando el gobierno indio dejó de dar licencias a principio de los 90. De todas maneras muchas de estas personas al no tener otra forma de vida mantuvieron estas prácticas hasta hoy. En la actualidad se les sigue viendo por algunos barrios, descalzos y cansados, ya muy mayores, cubiertos con un pareo que les tapa las piernas hasta los tobillos. En su mano derecha portan un cascabel de gran tamaño con el que hacen ruido para llamar la atención. En la época de monzones, cuando hay inundaciones y ningún coche puede circular ellos trasportan a la gente de lado a lado con el agua hasta las rodillas, totalmente mojados, durante todo el día. Da pena verlos parados, sin trabajar, dicen que casi no hay trabajo, que ya la gente no los contrata para trasladarse de un lado a otro pero aún da más pena verlos tirar de semejante carro corriendo por las calles y trasladando a un tipo generalmente gordo o a un grupo de turistas que, cámara en mano, disfrutan de esa experiencia tan exótica.

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Ancianos durmiendo


Multitud de personas mayores viven en la calle aguantando temperaturas bajas por la noche, cubiertas por una manta roida por el tiempo y las ratas. Se acurrucan junto a un árbol, pegados a la pared o en medio de la calle, lo mismo da. Nadie los ve.







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Los niños de la calle

Luego están los niños de la calle. Te ven pasar y corren hasta alcanzarte, extienden su mano para pedirte unas rupias y no les vale con un no, insisten una y otra vez hasta que el aburrimiento les hace desistir. Eso o una sonrisa acompañada de una broma que les hace olvidar que son niños de la calle para, por un instante, vovler a ser lo que nunca deberían haber dejado de ser, niños.




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Niño currando
Ayer un hombre se nos acercó. Estábamos hablando con un niño que trabajaba poniendo chais (Tes), un chaval super majete. El hombre apareció por nuestra espalda y nos pidió dinero. Nos dijo que tenía varios hijos que iban a la escuela, que él no permitía que sus hijos trabajaran como aquel niño. Nos dijo también que necesitaba dinero para comprar la medicina para su madre que estaba enferma. Iba borracho como una cuba y como le dijimos que no se fue insultándonos. Al día siguiente lo volvimos a ver y más de lo mismo. Le recordé los insultos del día anterior y le dije que no le iba a dar nada. Me preguntó que si al día siguiente le podía dar algo, le contesté que no lo sabía, que podía ser. La cosa era que me dejara en paz. Hoy nos lo hemos vuelto a encontrar. Ha sido un "dejá vu". Según le he visto he mirado al cielo buscando un porque a tanta insistencia. No es que seamos unos insolidarios, es que te piden dinero a cada metro, unos te lo piden una vez y otros insisten hasta aburrir a las moscas. Como le hemos vuelto a decir que no nos ha vuelto a insultar y me ha dicho que mi palabra no vale nada. Le he dicho que lo sentía pero que no quería darle nada, que no puedo darle dinero a todo el mundo que me encunentro por la calle, que no soy millonario. Además, si pasas varios días en una ciudad y le das el primer día dinero a uno el resto de los días te volverá a pedir porque sabe que puede sacarte unas rupias.

India es una caja de sorpresas donde no todo es bonito. India es un lugar maravilloso lleno de gente maravillosa que en muchas ocasiones no ven lo que ocurre a su alrededor. Simplemente esas personas resultan invisibles. Este post va por todos ellos, los invisibles.

Seguimos estupendamente, mejorando otra vez de nuestra tos y viendo a cada momento cosas increibles de creer si no se ven.

Saludos a todos. Namasté!!!!! ;)


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