miércoles, 16 de noviembre de 2011

PUSHKAR, LA CIUDAD SAGRADA



Niña en Jodhpur

Al día siguiente nos levantamos poco a poco y como resacosos, pero lo más gracioso del asunto es que no habíamos probado ni una sola gota de alcohol, ¡mi reino por una birra!

Ante nuestro estupor vimos como la boda continuaba con más charanga, pasacalles y reunión dentro del hotel. Nos miramos con horror y decidimos recoger la mochila lo antes posible y poner tierra de por medio.
Junto con Maite e Idoia nos subimos en un tuc tuc rumbo a la estación de autobús a coger el primer autobús destino Pushkar. Salimos de Jodhpur rumbo a Ajmer, parada obligada para llegar a nuestro destino.



Comentar que el viaje en el ya nombrado y más que renombrado "Autobús de la Muerte" fue como siempre muy interesante y divertido a ratos.



Ghats en Pushkar

Llegamos a Pushkar sobre las 9 de la noche y por el consejo de un chico de Santander (nacimiento) nos quedamos en una Guest House bastante espartana pero con un silencio maravilloso que fue una grata sorpresa.








Monos en Pushkar
Por la mañana nos encontramos con unos chicos de Álava que estaban desayunado en la terraza del hostal, lleva más de un año dando vueltas por Asia y tan sólo les queda la etapa final de Nepal y creemos que se van a casa, por aquí hay mucha gente de este estilo.

Después de la tertulia matutina y acompañados por Idoia y Maite nos fuimos a ver Gaths. Pushkar la considera una ciudad sagrada de culto a Brahma, esta llena de santones por todas partes, templos y ofrendas florales de las que huimos como de la peste ya que te piden dinero continuamente. Rodeamos con tranquilidad el lago de esta ciudad que además es su centro y dimos a parar a una terraza de nombre Lotus recomendación de los chicos de Álava con intención de comer a una hora prudente, lo cual por estos lares resulta un tanto complicado debido a su ritmo caribeño, más de dos horas después conseguimos comer, muy bien todo hay que decirlo y se fueron uniendo a la reunión un chico de Valencia y otra chica de Madrid, ambos viajan solos. Y nos anocheció en la terraza charlando, no te das cuenta el tiempo pasa pero ni eres consciente de ello, ya nos ha pasado más de una incrementando esta sensación por el hecho de no llevar reloj la mayoría de las veces. No sabemos ni en que día vivimos ni a que hora estamos.




A orillas del lago de Pushkar

Un día de mucha vida social que acabamos con un recorrido por las calles de esta pequeña y tranquila ciudad. Nos sorprendió la limpieza del sitio, incluso fuimos testigos de la existencia de una calle asfaltada, impresionante, pero lo más destacable es que es un sitio llena de tiendas de ropa, de incienso, aceites, bolsos, mantas, tapices, collares, joyas y un largo etc... una versión moderna de la Ruta de las Especies, son mercaderes y se nota.

Ahora intentaremos aprovechar esta tranquilidad que nos rodea con pajaritos y todo... y coger fuerzas.
 
 
 
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